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ESTRANY RIU / shortfilm / postproduction
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Dídac (14) and Biel (12) cycle along the Danube with their family during the summer. The two brothers live intimate moments and together they discover their bodies. Dídac begins to grow and to distance himself. Biel, on the other hand, tries to keep him by his side. During the trip they meet an austrian boy, Alexander (15), who will affect their relationship.
Project title Estrany Riu (Strange River/Extraño Río) Stage Development / Script Direction Jaume Claret Muxart Screenplay Jaume Claret Muxart Genre Fiction / Drama Duration 90 minutes Format Digital Ratio 1.66:1 Projection Format DCP color Languages Catalan (principal), English, German, French. Locations Germany (Black Forest, Danube), Austria (Danube) Budget 677.380,11 €

SINOPSIS Dídac (14) and his family (Albert (35), Júlia (35) Biel (12) and Jan (6) ride part of the Danube by bicycle. They sleep in campsites and hostels and cross diverse landscapes and changing climates. During the journey, between fights, the two brothers live intimate moments and wonder who they are through each other's bodies. Dídac and Biel meet Alexander (14), an Austrian boy who is doing the same route with his older sister and her partner. After crossing each other several times, one afternoon, the adults of both families talk for hours and decide to travel the last day together. It is then, when Dídac and Alexander approach and live a tender and short friendship. Throughout the journey Biel will see his brother change, grow and distance himself from him, despite his attempts to retain him.
SINOPSIS Dídac (14 años) y su familia (Albert (35), Júlia (35) Biel (12) y Jan (6) recorren parte del Danubio en bicicleta. Duermen en campings y en hostales y atraviesan diversos paisajes y climas cambiantes. Durante el viaje, entre pelea y pelea, los dos hermanos viven momentos íntimos y se preguntan quienes son a través del cuerpo del otro. Dídac y Biel se encuentran con Alexander (14), un chico austríaco que está haciendo la misma ruta con su hermana mayor y la pareja de esta. Después de cruzarse varias veces, una tarde, los adultos de ambas familias conversan durante horas y deciden viajar el último día juntos. Es entonces, cuando Dídac y Alexander se acercan y viven una tierna y corta amistad. A lo largo del viaje Biel verá a su hermano cambiar, crecer y distanciarse de él, a pesar de sus intentos por retenerlo.
NOTA DEL DIRECTOR Danubio, 2009 / Rin, 2011 / Loire, 2012 / Canal du midi, 2013 / Bodensee, 2014 / Países Bajos, 2015 Estas rutas, cuatro de ellas siguiendo el caudal de varios ríos, otra bordeando el Bodensee (Lago de Constanza) y una última recorriendo la llanura de Holanda, determinaron el tránsito de mi infancia, y la de mis hermanos, hacia la juventud. Tuvieron un fuerte impacto probablemente en la forma de ver el viaje y la manera de convivir con el ritmo. Esto se debe a recorrer estas zonas inundadas durante días en bicicleta. Cuando transcurres un lugar en coche, la visión es fugaz y el paisaje se te escapa. Por lo contrario cuando lo realizas a pie, el camino es monótono, lento y menos cambiante. La bici como método de transporte y contemplación es el que más corresponde con nuestra forma de mirar. Los paisajes son cambiantes, te mueves de pueblo en pueblo, pero puedes observar con calma los lugares por donde transitas.
A veces dormíamos en hostales o apartamentos, sobretodo el primer año, pero acostumbrábamos a dormir en la paja de una granja, preparada para los excursionistas o en la tienda de campaña. Llevábamos con nosotros, en la bici, nuestra casa donde pasaríamos la noche. En diferentes ocasiones emprendíamos estos viajes con otra familia amiga y nuestros tíos, y evidentemente la experiencia era otra. Puedo ordenar mi infancia, mi adolescencia, los años y las transformaciones de mi cuerpo gracias a los recuerdos y las fotografías de estos viajes, donde el rito era quien nos guiaba: montar, desmontar la tienda; dormir en saco o en la paja; llegar al camping o a la granja y rastrearlo/a; recorrer 40 kilómetros, a veces 60, otras 30; subir cuestas; descansar; preparar el bocadillo de comer; cenar a oscuras en las mesas del camping; bañarse en las aguas que recorremos; las duchas comunitarias; vestirse con la ropa para ir en bici; cenar en un restaurante y muchos ritos más. Vivencias que recordábamos de otros años y volvíamos a hacer, repetidamente, durante el nuevo viaje. De entre esta monotonía, este ritmo característico de esos días, nacían momentos irrepetibles: instantes de lluvia, de llanto y crisis; comidas excelentes; encuentros con vecinos o amigos; alguna que otra galería de arte; etc. Pero en especial quiero referirme a estos momentos internos: el descubrimiento del amor, del sexo, de cuestionar tus propias creencias sobre ti mismo, de crecimiento, o de afinidad con tus padres o hermanos. Momentos de transformación constantes que se producen y se reflexionan principalmente en estos viajes, debido al ritmo del ciclista